
La historia de esta localidad se remonta a 1890, cuando los hermanos Gregorio y Emilio Breidembach, fundaron el pueblo El Jarillo, que recibe su nombre por una planta de la zona llamada del mismo modo. Ofrece a sus visitantes hermosas vistas, que en conjunto con su clima y tranquilidad se convierte en un lugar ideal para el descanso de quienes lo visiten.
El Jarillo posee características similares a La Colonia Tovar en cuanto a la cultura y la arquitectura y, al igual que ella, sus habitantes poseen ascendencia alemana. Es un lugar muy visitado para practicar vuelo en parapente ya que su altitud y su clima se prestan para aventurarse a estos deportes extremos.